miércoles, 28 de abril de 2010

La persona que se transformó en un arcoiris

Beatriz era una mujer hecha de colores, que todos los días te hacía pensar en lo linda que era. Inconfundible, que se veía a kilómetros de distancia y que su olor me parece sentirlo aún hoy en los lugares mas insólitos. " Algo de gallina debo tener " decía porque comía todo junto; lo dejó de repertir luego de comer las milanesas de pollo. Era de las personas que se iba de viaje y volvía cuadrada porque perdía la cintura en cenas y almuerzos llenos de locura, de los que se viven únicamente con amigos.
" Mamina, que linda que estás hoy " y con qué sonrisa te devolvía el gracias, era lo mejor que le podías decir, y así y todo la veías como iba a retocarse el maquillaje. No hubo dos, ni tampoco habrá una igual ni parecida; Beatriz era la prueba de que no hay dos personas iguales. Loca, apasionada, le gustaba cantar, ir de compras, viajar con amigas, reir.
Fue ella también la que a pesar de una vida de 78 años de grandes regalos, se emocionó cuando en un cumpleaños le regalaron un simple ramo de rosas, hermosas y rebalsantes de aroma. Y así vive ella, en cada ramo de rosas para cada aniversario, en cada risa que nos produce su recuerdo. Porque Beatriz tiene el don de causar felicidad mas allá de su ausencia.

1 comentario:

  1. A medida que pasan los años las personas que realmente saben vivir, disfrutan de aquello que a simple vista parace cotidiano...
    Deberíamos aprender un poco más de la gente grande....

    Me encantó el escrito.

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